LAS PIEDRAS DE LA LUNA; AHORA O NUNCA
Texto y fotografías: Arquitecto Celso Díaz Segovia.
Es común que no aceptemos facilmente que desconocemos nuestra historia, no solamente por los hechos, fechas y lugares de interés nacional, sino porque en muchas ocasiones desconocemos la existencia e importancia de lugares que durante nuestra vida han estado cerca de nosotros.
Yo le preguntaría a usted: ¿conoce todos los lugares de San Rafael?, ¿ha entrado a sus principales edificios y construcciones?, ¿ha caminado por los nuevos barrios?, ¿cuando fué la última vez que subió al faro?, ¿ha subido?
Me centraré en una pregunta que por esta ocasión me interesa, ¿Conoce las Piedras de la Luna? Claro que me refiero a las enormes piedras localizadas como a un kilómetro de Zavaleta.
Son de los más importantes vestigios cercanos a San Rafael que conozco.
El día 24 de marzo de 1986, junto con mi amigo el ahora ingeniero Fernando Águila Plaza, me encaminé en su búsqueda teniendo como única guía los comentarios de su aproximada localización.
Saliendo de San Rafael por un costado de la secundaria llegamos a la vía del ferrocarril, para luego, mirando en dirección a unas torres de energía eléctrica, que aún existen, llegar a una parte boscosa que estaba quemándose.
Esto esuna práctica común para tener pastos tiernos con miras a alimentar al ganado.
Adelante encontramos un antiguo canal de agua, que al seguir nos llevó hasta una vieja caja de agua (Que hace muchos años surtía a la Hacienda de Zavaleta y al mismo tiempo generaba su energía eléctrica, aproximadamente por el año 1905... pero esto es punto de comentario en otra ocasión).
Continuando nuestra caminata, entre pláticas, sin prisa y a la vez buscando un camino que fuera directo a nuestro objetivo, camino que no encontramos.
Después de más de dos horas, llegamos a la orilla de un terreno de siembra inmediato al bosque del Cerro de la Luna.
Encontramos una roca, al quitarle con las manos el musgo que tenía “pegado” encontramos una perfecta figura grabada del dios Cerro de la Luna (nada extraterrestre).
En parte de la roca, que ya estaba siendo demolida, a los pocos minutos de estar en el lugar llegó un joven cazador que nos indicó que ésa no era la piedra que buscábamos, ya que se ubicaba al oriente de ese lugar y había que internarse en el bosque unos cien metros para encontrarla.
Nos indicó el camino y las características que debía tener la piedra. Entonces nos dirigimos al lugar y a cada piedra grande o pequeña que encontrábamos le buscábamos por todos lados, en ocasiones encontrándole figuras que muchas veces sólo eran producto de nuestra imaginación.
El caso es que encontramos en total tres grandes rocas con figuras perfectamente definidas.
Desayunamos en el lugar unas naranjas y regresamos a San Rafael celebrando el “triunfo”.
Ahora el 9 de agosto de este año, en mi última visita, confirmé que ya no existe la primera piedra, ya no existe ese bosque, el lugar está irreconocible. Que decepción. Ganó la ignorancia.
Noticia de última hora: 4 de septiembre de 2001 Luis Vega me comenta
que sólo encontró una de las tres piedras que conocí.
Ahora sólo nos quedan las otras dos en fotografías.
Y alguien, tal vez, tenga las piedras demolidas como cimientos de su casa
(Así les ocurrió a las “Piedras Gemelas” de Tlalmanalco, que desesperadamente trató de rescatar el antropólogo Alberto Sea. Nadie lo escuchó).
A USTED le hago la invitación a que con su familia conozca la Piedra de la Luna que queda, antes de que le platique de ella como una tercera fotografía...
Por eso ahora o nunca.
Las fotografías reproducidas fueron tomadas en la fecha y lugar que se mencionan en la crónica.
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