Jugando a la Guerra


Hace muchos años era frecuente que los niños subieran a jugar a “La Caja del agua” y “El Canal”. En la época en la que mi primo, mi hermano y yo solíamos jugar a la “guerrita” eran tiempos mas seguros, a casi nadie le importaban los rumores de roba-niños que rodaban el lugar.

Nuestra aventura comenzaba a la hora de subir, nuestra principal ruta de acceso tenía como marco al Chorro; a unos cuantos pasos se halla un acceso que llega a la Caja... pero recorrer ese camino accidentado, y en ciertos puntos peligroso, era parte de la diversión.

Justo cuando entrábamos a la zona arbolada se abría ante nuestros ojos todo un arsenal disponible: algunas ramas se volvían por momentos en potentes ametralladoras, siempre había una discusión por la rama mas parecida a las armas que solíamos ver en el viejo programa de TV Combate. Algunas rocas proporcionaban el perfecto paralelo de una granada.

Con el escenario perfecto para una larga batalla, todos nos esparcíamos a lo largo y ancho de ese maravilloso mundo donde solo existían aguerridos soldados y una batalla que ganar.
Hasta que alguien te “mataba” y entonces iniciaba una discusión algo así:
-¡Ya te di, estás muerto!
-¡No es cierto, no me atinaste!
-¡Sí cierto! ¡No seas chillón!
-Bueno, me diste pero no me morí.
Y esa batalla continuaba hasta que todos morían o llegaba la hora de comer. La fantasía se renovaba constantemente, por lo menos hasta que volviera a aparecer otro capítulo de Combate.

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