Las Matinés


Mucho nos hemos referido al cine de San Rafael en los siguientes artículos:

La noche que el cine ardió.

El cine en casa.

Artículos que nos relatan experiencias personales, así que ¿porqué no publicar otro?
Las mañanas de los fines de semana eran sensacionales para mis primos y yo, sobretodo cuando podíamos ir a las matinés del cine.

En esos días, todos los primos pequeños éramos cuidados por nuestras primas grandes, quienes nos llevaban al cine desde nuestras casas.
Una vez dentro de la sala, nuestros lugares favoritos eran los que se ubicaban en el piso superior. Siempre había algo que hacer aún antes de que comenzara la proyección.
Podíamos asomarnos por encima del barandal y ver las butacas del piso inferior y ocasionalmente aventar palomitas a la gente de abajo.

Las películas que veíamos nos parecían divertidas, aunque ahora ya no piense lo mismo, vimos a Parchís en sus aventuras ibéricas o las inolvidables cintas de Godzilla y quizá vimos muchas mas pero mi memoria no es capaz de recuperarlas.
Desgraciadamente ya no existe ni el cine ni las matinés.

Comentarios

  1. uuuu.. recuerdo las matines...chavos ... neta que chido...

    soy un privilegiado en haber asistido en la niñez....al cine San Rafael

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  2. Yo iba al cine ls lunes y martes de1949 a 1954 era a todo dar con sus series de episodios de cada semana y las tortas que vendia El Chino.

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  3. Yo tambien soy privilejiado, me toco ver El Barrendero de Cantinflas y alguna de Parchis.

    Ahora vivo en Tijuana, pero mi corazón sigue en San Rafael.

    Edgar Morales, de el Mercado Viejo

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  4. Servando Peña Hernández
    Considero yo, que era bueno tener un Cine en San Rafael ya que los pocos habitantes disfrutábamos de él, el que lo hizo era el Ingeniero José de la Macorra para que los obreros tuvieran y el público en general una atracción; recuerdo que el cine tenía palcos y las galeras estaban arriba, también tenía un templete pequeño porque a veces se ocupaba para teatro, lo bonito era la cafetería y las puertas del cine eran pesadas eran de hierro.
    Las películas que predominaban eran mexicanas, y su mayor auge fue en los últimos años, recuerdo que el boleto costaba $1.50 luneta y 80c galeras, en la cafetería vendían unas tortas riquísimas de milanesa bien preparadas y costaban $1.00, y el refresco $.30c
    Lo más triste que recuerdo es cuando se quemó debido a un corto de luz, ese día la gente gritaba y corría, salí con mi familia a ver que sucedía y desde mi casa podíamos ver una nube de humo y bajamos a ver que sucedía y nos quedamos ahí mirando como la demás gente tristes porque se quemaba el cine, y con el nuestra diversión y recuerdos. Era demasiado triste ver y no poder hacer nada.
    Recuerdo que cuando se quemaba lo último que quedaba era el anuncio de la película que se estaba estrenando y que solo vimos por última vez “La Mugrosita”.
    El cine después de aquel accidente no volvió a ser el mismo, nadie hablo del solo los periodistas obtuvieron un poco de información; recordar una fecha exacta nadie lo hace solo cuando nos preguntan del cine lo que se vine a la mente primero es aquellos sucesos, no pudieron volver a reconstruirlo porque no había presupuesto, y se quedó solo el edificio porque era de piedra y no podían quitarlo, después de un largo tiempo el ex presidente Oscar Jiménez para lograr obtener su puesto mando restaurar el edificio, y después los pensionados de San Rafael hicieron todo lo posible para que se les quedara y al convertirlo en un salón de eventos sociales ellos poder obtener las ganancias. Es gracioso como después de que fue un lugar para divertirnos, nosotros lo imaginábamos que crecería como cine y permanecería ahí, pero nadie contemplo el incendio y ahora solo es un salón de fiestas.

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  5. El cine se llevó gran parte de nuestra infancia… vivir en el mero centro implicaba una enorme entraña con el cine, con los baños, el casino, las tiendas, ni qué decir del Salón…
    Nos dio entretenimiento y lo mejor a precio subsidiado por la empresa, esto es muy barato. Vimos estrenos: Rocky, King Kong, Vaselina, Parchis, en fin… las matiné eran geniales, aún más baratas…
    Comerse una torta de la cafetería o del buen Lencho, ese amigo del buen humor incansable, de una de las loncherías típicas de la zona de las tiendas…
    El cine era nuestro lugar de juegos, sobre todo para los que vivimos por el monumento… recuerdo a Los Muditos, a Doña Mago en los boletos, al señor que andaba con su lamparita ubicando lugares…
    El cine fue nuestra infancia para muchos, es nuestro recuerdo y será nuestra historia…

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